3 de junio de 2013

Curiosidades (IV): Jabón de sosa cáustica



¿Sabíais que en Jaume Espí escultura nos hacemos nuestro propio jabón? El jabón de sosa cáustica es quizás el mejor jabón para todo tipo de pieles y cabellos, ya que es un jabón que cumple perfectamente la función de detergente y la función de hidratante.

La fabricación en casa de este jabón, que es buenísimo tanto para la piel como para la ropa, cuida la ecología y nuestros bolsillos.
Este tipo de jabón ha demostrado, a lo largo del tiempo, su eficacia e inocuidad, frente a la cosmética industrial de hoy en día.
Es perfecto para lavarnos ya que sirve tanto para el cuerpo como para el cabello. No caduca y es el mejor para la ropa (el mayor con diferencia para el lavado de ropa blanca. Aquí, nos ensuciamos mucho) 

Jabón de sosa cáustica

La receta para preparar nuestro jabón está extraída de nuestro querido recetario industrial de Hiscox – Hopkins. Las cantidades y proporciones que se utilizan aquí sirven  para hacer una barbaridad de jabón.  Si queréis hacer menos, debéis tenerlo en cuenta.

Antes que nada, hay que tomar precauciones:

- Trabajar en un ambiente ventilado.
- Usar guantes y gafas protectoras, ya que la sosa caústica es un material muy corrosivo, que no debe entrar en contacto con tu piel.
No utilizar recipientes metálicos para realizar la preparación y remover la mezcla con la ayuda de un material de madera.

Jabón de sosa cáustica


Preparación

Se toman 5 kg de polvos de sosa cáustica, se echan en un recipiente apropiado y se le añaden 18 litros de agua (poco a poco y con cuidado, puede produir vapores tóxicos). Se agita la mezcla una o dos veces, suficientes para que la sosa se disuelva. Se produce una reacción química que libera calor y que necesitará algunes hores para enfriarse. A este preparado se le conoce como lejía cáustica.

Una vez fría esta lejía se pesa, y en otro recipiente se echan 38 kg de grasa limpia, sebo o aceite (usado y colado, que no sea mineral) Nosotros hemos utilizado aceite.
Si se emplea grasa o sebo, se derriten y se calientan a menos de 38º C.
Si se emplea aceite, no hay que calentarlo.

A la grasa derretida o al aceite, se añade poco a poco la lejía, agitando bien la mezcla en el mismo sentido con una tablilla hasta que tenga la consistencia de la miel. Se echa esta mezcla en una caja grande, mojada con agua para que no se pegue el jabón, y se pone en un sitio caliente hasta el día siguiente, en que puede recogerse un bloque de jabón de unos 65 kg de peso que se corta en los trozos necesarios.

Si el jabón resulta veteado y desigual, es señal de que la mezcla no se ha hecho bien. Para ello, se le agrega un poco de agua y se hierve.
Antes de su uso, hay que dejarlo endurecer.


Jabón de sosa cáustica

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